En nuestro contexto refiere a que cuando se adopta un
nuevo instrumento por la OIT, todo estado miembro tiene la obligación de,
dentro de un periodo de un año, someter dicho instrumento a la autoridad
competente del país (parlamento, congreso, entre otros) con la finalidad de
promover medidas para su aplicación. Cabe aclarar que el gobierno puede estar a
favor o en contra de la ratificación, pero no puede hacer caso omiso al
instrumento.